“Impresionante. Agradable, cercana, siempre profesional. Esta mujer no solo es dulce, sino que es brillante en su trabajo. Cada vez que tengo un problema, me acuerdo de las cosas que me dijo, y la verdad, es que me sirven! Además, se me ha quitado la tontería de tener que esperar a estar agobiado y amargado para pedir ayuda. Ahora cuando se me pone “la nube negra”, simplemente, la llamo”

David, B. (Torrenueva)

“Hace años fui diagnosticada de depresión mayor por un psiquiatra. Salí de su consulta todavía más desolada y con un montón de recetas de pastillas que estuve tomando y que no me sirvieron de mucho, hasta que llegué a la consulta de María. Tengo que decir que ya no confiaba en ningún psicólogo ni terapia, que todos me parecían unos charlatanes y que solo fuí por compromiso con mis hijos y mi marido. Ahora me alegro de haberme dejado convencer, porque puedo decir, con toda seguridad, que he dejado mi enfermedad atrás, y que puedo sonreírle al futuro gracias a todo lo que aprendí, que fue mucho”

Eugenia S., C. Real

“En un momento en el que todo parecía negro y cuesta arriba, y donde reconozco que me rendí, conocì a María. En las primeras sesiones todavía era escéptico, porque no creía que mi problema podría resolverlo nadie, (y mucho menos un psicólogo). María supo ganarse mi confianza y no sé ni cómo, me ví haciendo cosas en mi vida que jamás habría pensado que podía hacer. Mis problemas de adicción y de relación con mi pareja han quedado atrás. Hoy creo que de no haber permitido que me ayudara, habría seguido intentando desaparecer de este mundo. Por eso, le estaré siempre agradecido”

Jose Antonio, L. M, Málaga

“Mi Ángel de la guarda. María me hizo ver, que el abrazo que más necesitaba, era el de aquella niña triste que vivía en mí. Que para amar a los demás libremente, tenía que amarme a mi misma primero. Y sobretodo, que perdonando el daño que me hicieron, me liberaría del dolor. Gracias a ella, pude hallar la luz en un laberinto de pensamientos negativos.”

(Gema R., Ciudad Real)

“Sufro el llamado TOC, creo que desde que nací. Yo ya estaba acostumbrado a los síntomas, pero tuve una época en la que creí volverme loco de sufrimiento. María llegó hasta los rincones de mi mente donde el miedo se generaba. Increíblemente, mi forma de pensar dió un giro tan grande que mi forma de vivir cambió, mis relaciones, mi trabajo, todo cambió inesperadamente. Aún peleo con algunos síntomas, pero lo hago siempre con las estrategias y el sentido del humor que ella me enseñó a usar. Lo único que lamento de haber ido a su consulta, es no haberlo hecho antes.”

Miguel, S. 36 años, Ciudad Real

“Cuando llegas a la consulta de un psicólogo, lo haces desorientado, y en mi caso llegué con tanto miedo que no sabía ni en quien podía confiar. (Ni yo misma tenía confianza en mí). María supo transmitirme desde el minuto uno esa tranquilidad, porque sabía cómo me sentía y cómo pensaba, y cada vez que salía de su consulta sentía tanta seguridad y relajación que hasta tenía la sensación de quedarme dormida. Me ayudó a conocerme y a comprenderme. Gracias María, te tengo en mi corazón”

Sandra R. 28 años, C. Real

“Hace cinco años sufrí un trastorno de pánico que me llevó a las mismas puertas del infierno. Nadie sabía darme una explicación de lo que me pasaba, ni siquiera los médicos. Nada más llegar allí, ella ya sabía todo: lo que pensaba, lo que sentía, lo que temía… Empezó a darme pautas con las que relajarme, a explicarme el mecanismo de mi trastorno, a enseñarme a comprenderme y a controlar mi angustia. Qué puedo decir… !! Para mí fue más que una terapia, fué una auténtica liberación”

Gema R., Miguelturra

“Tu ayuda profesional me ha ayudado a conocer potencialidades que tengo y no reconocía, a superar miedos personales y conseguir más cotas de seguridad. También a superar los momentos negativos sin que éstos se instalen durante largos períodos en mi vida. En definitiva a vivir mejor conmigo misma”

Mayte Bejarano, Ciudad Real

“Desde pequeña aborrecía mi cuerpo, mi cara, mi forma de hablar, mi ropa, mis gestos… todo me parecía lo peor del mundo, me sentía como una basura. Poco a poco, fuí reconstruyéndome. Desde mi infancia hasta mi matrimonio, hicimos un repaso de mi vida, que me dió la objetividad y la certeza de que soy una mujer valiosa. Sé que aún tengo algunos bajones, y muchos errores con los que trabajar, pero siempre me levanto del suelo recordando y poniendo en práctica todo lo que María me enseñó. También tengo que decir que la terapia no fue nada fácil, porque como ella dice, sin compromiso ni sacrificio, no hay nada que hacer. Pero tuvo tanta paciencia conmigo, que al final gané un tesoro que ahora tengo y que valoro más que nada en el mundo: tranquilidad. Gracias María, nunca te lo agradeceré lo suficiente”

Anónimo