Aunque con una clara base científica, y la existencia de determinados protocolos de actuación, el diseño de cada terapia debe ser totalmente personalizado. En mi profesión es una deformación frecuente encasillar a las personas, debido a nuestra orientación teórica. No obstante, es necesario estudiar cada caso aisladamente, y hacer un cuidadoso seguimiento de las respuestas del paciente, no solo hasta que éste obtenga alivio, sino hasta haber establecido un control en los factores de riesgo de recaída.
Cada individuo requiere de un estudio único y pormenorizado, por lo que en todos los casos, lo correcto es diseñar un tratamiento que se adapte a las características, la personalidad, y las circunstancias de cada uno.
Por otra parte, es importante conjugar la profesionalidad con un ambiente cálido en el que se faciliten la comodidad, la autenticidad y la expresión emocional.
En toda terapia establezco invariablemente dos objetivos:
- Liberar a la persona lo más pronto posible del “sufrimiento vacío”, es decir de aquel sufrimiento que proviene de temores y pensamientos disfuncionales y que no obedece a causas reales o proporcionadas.
- El fortalecimiento psicológico para la autogestión emocional. Es decir, que el paciente pueda gestionar su propia evolución.
Ésto debe ser así, porque es fundamental que la persona se valga por sí misma para solucionar posibles problemas que aparezcan en la vida, que sea independiente, y pueda prescindir de ayuda externa para mantenerse en equilibrio.
Por último, es importante subrayar, que no es imprescindible abrirse al psicólogo desde el primer momento. Tú decides el cuándo y el cómo de lo que quieras contar. El ritmo de trabajo es distinto para cada persona, y aunque es importante que el psicólogo tenga el máximo de información, no es necesario mostrar la intimidad si la persona no se encuentra preparada.
*Si aún tienes alguna duda o curiosidad sobre mis terapias, puedes solicitar más información a través de esta web.